Patrimonio Etnológico

Museo de La Molienda

Situado en el centro del pueblo junto a la reconstrucción del antiguo pozo de la localidad, antes sito en la Plaza Mayor, se encuentra el Museo de la Molienda. El Centro Ramón J. Sender es el conjunto integrado por el museo de la molienda y una exposición del Yacimiento arqueológico de La Codera.

El lugar es el auténtico molino de agua utilizado por los Alcoleanos desde mediados del siglo XIII hasta hace unas pocas décadas. 

Se aprovechaba la altura de la acequia antigua que discurría atravesando el pueblo y se represaba en un pequeño embalse que había justo delante del molino. Así se aseguraba un caudal regular a pesar de los cambios que ocasionara el uso de agua para riego. El agua sobrante salía por tres aliviaderos regulados por una compuerta central que todavía hoy está en uso.

Su nombre es el de Salto Lavador, ya que tenía un doble uso. Se utilizaba el agua de la represa para limpiar la ropa aprovechando unos caños de piedra que hoy en día ya no son funcionales.

En el museo se conservan piezas de este antiguo molino y se explica el proceso de la molienda mediante carteles informativos.

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Regadíos Árabes

Otro aspecto de interés que cabe resaltar en el municipio es la impresionante obra de ingeniería que realizaron allá por el siglo VIII los musulmanes en nuestra comarca. Con su conquista pusieron en marcha una red de canalizaciones de agua por ambas márgenes del rio Cinca con el fin de explotar las tierras y proveer de regadío a zonas antiguamente de secano y poco productivas.

En el caso de Alcolea, la acequia principal nace en el azud de Estiche y muere de nuevo en el río Cinca prácticamente en el linde con el término municipal de Chalamera. Cuenta con casi 20 km de longitud.

Además, a medio camino entre Santa Lecina y Alcolea, hay una derivación de una acequia secundaria que da apoyo a las zonas más altas de la huerta y recibe el nombre de “civieca”. A pocos metros existe otra obra importante que es el Acueducto de la Arcada que salva La clamor de La Roya. Construido en piedra arenisca se tuvo que restaurar algún tramo por la erosión de la misma. 

Después de la Reconquista, ya entrados en el siglo XII los templarios también realizaron nuevas acequias en la comarca y mejoraron el sistema de regadíos. 

A lo largo del recorrido de la acequia vieja o principal el agua se distribuye por “brazales” que son ramales que permiten la llegada del agua a cada campo.

Existe un sistema de turnos por “quiñón” (Porción de tierra de cultivo repartida en usufructo entre los vecinos de un pueblo por un período determinado) que data posiblemente de la época más antigua, por la cual cada brazal de la misma tiene derecho de riego un día y una hora concreta cada semana, para que el reparto de agua sea equitativo en todo su recorrido.

Muchas de las palabras relacionadas con este riego son de origen árabe y todavía hoy se utilizan como alfarda (pago al que estaban obligados a pagar los musulmanes y judíos a los cristianos), brazal, acequia, alberca, etc

Existen trazados por los que pasear junto a esta acequia bajo la sombra de los árboles típicos del bosque de ribera, donde el paseo en los meses de verano es agradable y fresco.